Miradas perdidas, retraimiento, cansancio físico y mental, gritos, sobresaltos, consumo de drogas y alcohol, son algunos de los efectos que el estrés está causando en las mujeres mexicanas, por lo que ya ocupan el segundo lugar mundial en ese rubro.
La causa son las presiones en la casa por los hijos, las tareas domésticas, los padres, hermanos y hasta primos; en la oficina por los bajos salarios, la carga de trabajo, la falta de tiempo para atender situaciones personales; en la escuela por las tareas, las agresiones de compañeros y las fiestas; con la pareja por conflictos sentimentales y deudas económicas.
Según un estudio de la empresa Nielsen realizado a seis mil 500 mujeres de 21 países, las indias encabezan la lista, pues 84% se siente bajo presión y 82% dijo que no tiene tiempo para relajarse. El 74% de las mexicanas por su parte, dijeron sentirse en la misma situación, seguidas del 69% de rusas, 67% de brasileñas y 66% de españolas.
En último lugar quedó la población femenina de Malasia y Suecia. Sin embargo, la firma del estudio asegura que en los países subdesarrollados las mujeres se siente mucho más estresadas que las chicas que viven en naciones de primer mundo.
Un factor importante es que las mujeres de ahora tienen una mayor participación en la economía de la familia, ya que trabajan o tienen un negocio propio, por lo cual han dejado de ser exclusivamente del hogar, donde su única preocupación era el cuidado de los hijos y la realización de los deberes del hogar, como preparar la comida, lavar la ropa, limpiar la casa, entre otros.
Contar con su propia fuente de ingresos las hace más independientes y libres en la toma de decisiones, sin embargo también las hace cargar con las presiones emocionales sobre lo que implica asumir compromisos económicos, lo cual en otros tiempos era exclusivo de los hombres.
Otra situación que impacta a las mujeres, es la nueva actitud de los hijos adolescentes y jóvenes, que ante los avances tecnológicos y la nueva dinámica de la sociedad en que se desenvuelven (libertinaje sexual, drogas y delincuencia), mantienen en un hilo los nervios de las madres, que son las más propensas a las preocupaciones.
El consumismo exacerbado es otro factor que afecta a las mujeres, puesto que como principal blanco de los anuncios, son presa fácil de los vendedores de infinidad de productos que, paradójicamente, hablan de ofrecerles una vida mejor (productos para bajar de peso, ropa para resaltar la figura, lugares donde relajarse, etc.) pero que solamente hacen aumentar sus inquietudes o bien las hacen gastar más de lo que tienen. "Las mujeres están aumentando su poder adquisitivo, y con ello tener un mayor control e influencia sobre las decisiones de las familias..
Como resultado de ello, las mujeres de hoy y de mañana son los consumidores de gran alcance y la comprensión de sus hábitos y actitudes es muy importante para los vendedores y anunciantes", dijo Susan Whiting, vocera de Nielsen.
En la India, las mujeres prefieren gastar su dinero en sí mismas y hasta el 94% eroga en ropa. La encuesta encontró que las mujeres en todo el mundo desempeñan múltiples funciones que contribuyen a sus niveles de estrés, pero que la infraestructura social que les permite navegar por estos roles difiere entre mercados emergentes y desarrollados.
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