Baner Amar

25 sept 2011

El planeta se enfría

* Vamos hacia una miniglaciación.
Mientras la mayoría habla del calentamiento de la tierra, debido al efecto invernadero, hay otra versión poco difundida, de que la atención debe darse al enfriamiento del planeta, ya que estamos en la antesala de una nueva era del hielo, que hará descender gradualmente la temperatura a partir del año 2012 y que alcanzará su pico máximo en el 2080.

De acuerdo a esto último, los científicos que manejan esta postura basan su argumentación en ciclos solares, así como los Mayas en su momento predijeron hace cientos de años que en 2012 iniciará una nueva era para el planeta (no el fin del mundo, como morbosamente muchos lo han hecho creer) con el ciclo solar 24, que generará mayor calor el año entrante y con ello el derretimiento de los bordes de los glaciares, trayendo ello, paradójicamente, más frío.
En 2006, cuando el tema del calentamiento global no estaba tan generalizado porque poco interesaba a la mayoría de los medios de comunicación, el astrónomo Habibullo Ismailovich Abdusamatov, del observatorio de Pulkovo, de la Academia de Ciencias de Rusia, afirmó, poniéndolo en términos simples, que la tierra se está enfriando y no calentando, como opinan la mayoría y que entre el 2030 y el 2040, habrá la menor radiación solar hacia la tierra, conocida como “Mínimo de Gleissberg” y por tanto, las temperaturas alcanzarán niveles bastante bajos en la mayor parte del planeta.
De acuerdo a estos científicos, conocidos llanamente como “enfriólogos”, el aumento paulatino de la temperatura no es más que el preámbulo de una miniglaciación y esto tiene que ver con la gran corriente marítima del Golfo de México, que con una profundidad de cien metros y un ancho de mil kilómetros, conduce agua cálida hacia el Atlántico Norte, siendo esta la que proporciona el clima templado a países cercanos al hemisferio norte, ya que esas aguas tienen efecto en los vientos.
El agua que se desplaza por la Corriente del Golfo tiene dos características fundamentales: su temperatura y la sal. El agua de mar es muy fría y salada y por tanto más densa que el agua de lluvia. Como el agua que llega del Ártico es salada, el frío incrementa su densidad y hace que se hunda, permitiendo el flujo normal del agua cálida proveniente del Golfo de México que sigue su ruta normal hacia el norte, en un ciclo continuo, convirtiéndose la Corriente del Golfo en una especie de termostato que regula la temperatura en gran parte del planeta.
Pero este ciclo puede verse interrumpido por el derretimiento del agua dulce del casquete polar y Groenlandia a raíz del aumento de la temperatura del planeta, propiciando que la concentración de sal disminuya en la superficie y con ello se reduzca también la densidad y el agua no se hunda.
Si el agua fría no se hunde, choca con la Corriente del Golfo provocando que ésta disminuya su velocidad o se detenga, impidiendo llevar la suficiente agua cálida al Atlántico Norte y eso provoca que las temperaturas tiendan a bajar en gran parte del planeta.
Actualmente la Tierra ha incrementado algunos grados su temperatura, pero no a raíz del efecto invernadero, según los “enfriólogos”, sino por un ciclo natural del sol, que cada determinado tiempo presenta perturbaciones mínimas conocidas como Manchas Solares, que impactan a la tierra, como en este caso, desechando las versiones de que la acción del hombre al liberar grandes cantidades de gases de efecto invernadero, como el vapor de agua, dióxido de carbono, metano, ozono, óxidos de nitrógeno y los clorofluorocarbonos, son las causantes del calentamiento de la tierra. Se aclara que no con esto se da vía libre a las emisiones tóxicas, sino que los gobiernos deben centrar sus esfuerzos en abatir la contaminación en todos los aspectos, para proteger los recursos naturales, aprovechando también las energías alternas y disminuir el uso de los combustibles fósiles.
Solamente así se podrá enfrentar la escasez de alimentos, que es una de las principales preocupaciones de los países. El maestro emérito de energía nuclear de la Universidad de Bolonia, Antonino Cichichi, establece que “los modelos utilizados por el panel intergubernamental sobre cambio climático no son coherentes y válidos desde el punto de vista científico.
No es posible que se excluya que los fenómenos observados puedan tener causa naturales. Es posible que el hombre tenga poco o nada que ver con esto”. Se indica que los humanos emitimos a la atmósfera entre 6 mil y 7 mil millones de toneladas de dióxido de carbono, contra los 750 mil millones de toneladas que ya existen en la atmósfera, es decir, una cantidad mínima.
El excedente que producimos, la mayor parte lo consumen las plantas y el plancton del mar. Además se menciona que actualmente en la atmósfera hay un 21 por ciento de oxígeno y 78 por ciento de nitrógeno, contra el 0.033 por ciento de dióxido de carbono. De acuerdo a los antecedentes, nunca el dióxido de carbono ha generado calentamiento global.
Hay que recordar que el dióxido de carbono se genera por la quema de combustibles, de árboles, plantas o basura, así como cuando se genera calor o electricidad artificial. El síntesis, la catástrofe del planeta pudiera darse, no por el calentamiento del planeta, sino por el enfriamiento, ya que esta comprobado que una helada es más devastadora que una sequía y a esto no se le ha puesto la debida atención.
El español Luis Carlos Campos, autor del libro “Carlos Glacial”, consideran que el tema del calentamiento global es una paranoia que mal informa a través de la mayoría de los medios de comunicación y que se ha prestado para que algunos hagan negocios, como en el caso del exvicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore, quien puso el tema en la agenda mundial con su documental “Una Verdad Incómoda”, ganador incluso de un Oscar en 2007. “Es un paranoico predicando en un púlpito. He dicho que las conferencias y el preestreno se lo paga Acciona para promover las renovables (contra las que no tengo nada). Cuando estuvo en el poder, no firmó Kyoto.
No concede entrevistas porque no sabe del clima y le cogen en paños menores. Fijaos que razones da para luchar contra el C02: porque su hijo tuvo un accidente de pequeño y porque una amiga suya se murió de cáncer de pulmón. Es un obseso, que lleva años con lo mismo y ahora le hacen caso. Dice tonterías como (La tierra en juego, 1993) como que los niños llevan sombrero de ala ancha en Australia para protegerse del agujero de ozono”, sostiene Campos.
Para los enfriólogos la clave de esta desinformación está en la Organización de las Naciones Unidas, que no ha querido dar voz a los expertos en el tema solar y se ha inclinado por un panel de científicos encabezados por el mexicano Mario Molina, descubridor del agüjero de ozono y quienes promueven el calentamiento de la tierra. La suma de más países al protocolo de Kyoto, permitirá recaudar fondos por 180 mil millones de euros, que se destinarán a la investigación y mitigación del calentamiento global, sin embargo ningún recurso se está solicitando ante un eventual enfriamiento de la tierra.
O sea, un negocio de 180 mil millones de euros, que involucra a gobiernos de naciones, de instituciones y empresas, que puede servir para nada. Ante tal controversia, la respuesta exacta la dará el tiempo, porque contra la naturaleza muy poco puede hacerse y habrá que esperar el momento en que los efectos del calor o del frío, comiencen a impactar drásticamente en los seres humanos.

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